Es importante saber que el desarrollo del lenguaje no evoluciona en todas las personas al mismo tiempo, ya que requiere de procesos de madurez neurológica, fisiológica y perceptiva, que se dan con diferente ritmo en todos los niños.

Así mismo, la detección temprana y tratamiento adecuado de alguna dificultad puede mejorar el pronóstico considerablemente , por lo que estar interesados en aprender  y consultar todas nuestras inquietudes con un profesional idóneo puede ser muy importante en la vida futura de nuestros hijos.

Es la adquisición el lenguaje anormal, a nivel expresivo, comprensivo o ambos, en donde se ven afectados uno, varios o todos los niveles del lenguaje (fonológico, semántica, morfosintáctico y pragmático). Estos problemas de procesamiento del lenguaje no se explican por causas de déficit sensorial, cognitivo, motor, psicopatológico o deprivación socio-afectiva.
Se presente desde los 3 años en adelante, cuando el niño no habla, o no se le entiende.

Retraso del Lenguaje:

Desfase cronológico del desempeño lingüístico o lentitud en la adquisición de los niveles del lenguaje (fonológico, semántica, morfosintáctico y pragmático) del menor, en comparación con lo esperado a su edad, sin la existencia de déficit sensorial, cognitivo, motor, psicopatológico o deprivación socio-afectiva que lo explique. Por lo general, los menores comprenden lo que se les dice, pero hablan como niños más pequeños.

¿Cuándo consultar al Fonoaudiólogo?

Nuestras consultas más frecuentes se realizan cuando nacen algunas dudas respecto al desarrollo de los niños, principalmente de lenguaje. Estas dudas pueden ser en distintas áreas, las que se detallan a continuación:


  • En el caso de bebés pequeños se debe consultar cuando éste no mira al cuidador, mamá o papá, directamente a los ojos, cuando no se muestra interesado en canciones,  arrullos o conversaciones o no se sobresalta frente a ruidos fuertes, como por ejemplo al cerrar una puerta o al ruido del teléfono. También es importante que el bebé balbucee o vocaliza distintos sonidos. Por lo tanto la ausencia de todas estas conductas podrían hablar de algún cuadro importante en el bebé.

  • En el caso de niños en edad preescolar (3 a 6 años) se debe consultar cuando se observe ciertos bloqueos o repeticiones al hablar, el niño se muestra ansioso y angustiado frente a esta dificultad en la que se ven enfrentado. Pudiésemos estar frente a un cuadro de espasmofemia o más conocida como tartamudez la cual generalmente se desencadena frente a situaciones de estrés.


  • Otra causa por la cual se nos consulta, es cuando se observa al niño respirar por la boca al hablar, dormir o estar en reposo, por ejemplo viendo televisión o escuchando en clases. En ocasiones esto no es tomado suficientemente en cuenta, pasándose por alto. La importancia de tener un modo respiratorio correcto, en este caso el modo nasal, es humedecer, entibiar y limpiar el aire, por ende favorecer la oxigenación cerebral. Por lo tanto si la respiración está siendo efectuada de modo oral, o sea por boca, podría verse afectado el rendimiento escolar, el nivel de aprendizaje, estado conductual y de personalidad.

  • Relacionado con la anteriormente mencionado, debe estar presente la inquietud de los padres cuando el niño ha usado mamadera, chupete u otro objeto que se lleve a la boca por un periodo de tiempo prolongado, ya que se ha convertido en un mal hábito. Los malos hábitos orales o bucales  pueden dañar las estructuras orales, (dientes, paladar, labios, etc.) y a su vez perjudicar la función correcta de los mismos, trayendo consecuencias como por ejemplo la falta de fuerza de estos órganos y con ello la dificultad en la producción de algunos sonidos.

  • No deja de ser importante la forma en la que se está alimentando el menor, si rechaza alimentos picados o algunas consistencias con texturas gruesas, también es motivo de consulta fonoaudiológica, ya que pudiésemos estar frente a una hipersensibilidad oral, la cual debe ser tratada para seguir un correcto desarrollo de la alimentación.

  • Otro motivo de consulta debe ser cuando el menor no emite palabra al año de edad, cuando tiene más de 2 años y solo indica o habla con una sola palabra para solicitar algo, cuando tiene 3 años  y sus frases son muy cortas. Signos que nos pudiesen dar cuenta de un retraso de lenguaje.


  • La causa de consulta más frecuente en el área Fonoaudiológica es la ausencia de algún sonido del habla. Los sonidos que más se ausentan son D, L, S, R y RR, si esto sucede podemos estar frente a un trastorno fonético o dislalia. Por supuesto teniendo siempre en cuenta la edad del niño, por ello también importante la evaluación de la Fonoaudióloga para resolver las dudas que surjan.

  • Si se observa cierta dificultad en el niño para comprender órdenes ya sea simples o complejas dependiendo de su edad, es importante la evaluación fonoaudiológica para descartar o corroborar con estos y otros signos en su lenguaje expresivo un trastorno de lenguaje.

  • Se debe consultar también cuando el menor acorta las palabras, cambia de posición las sílabas dentro de la palabra, omite sonidos dentro de la ésta, agrega sonidos a la palabra, ya sea al principio, al final o al medio de ésta, lo cual hace  menos inteligible su lenguaje, situación que crea frustración y vergüenza en algunos niños que son frente de burla ante sus pares.

Por último se debe considerar  de suma importancia cuando el niño está estructurando de manera errada sus frases, omitiendo elementos como preposiciones, artículos, pronombres, etc., cuando su conjugación verbal es incorrecta, cuando existe errores en la coordinación de género y número, por ejemplo la gato o el gatos. Estos errores morfosintácticos son signos y síntomas propios de los trastornos de lenguaje.

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Buenas prácticas del Fonoaudiólogo hacia con nuestros pacientes

Debemos facilitar la información necesaria con las palabras más adecuadas, con términos comprensibles y con la delicadeza y sentido de responsabilidad que las circunstancias aconsejen.

Debemos  informar convenientemente también al familiar o allegado más íntimo o a otra persona que el paciente haya designado para tal fin.

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